15/6/19

Cómo sobrevivir a las relaciones tóxicas [15-6-19]

Cómo sobrevivir a las relaciones tóxicas

Cómo sobrevivir a las relaciones tóxicas

La crianza y las sociedades narcisistas como la actual fomentan la aparición de personalidades que no logran empatizar con el otro y que solo actúan para un provecho personal. La víctima se siente culpable y le cuesta aceptar que el otro es un "psicópata integrado".

Enamorarse de un psicópata parece la trama de una película, pero según el psicólogo español Iñaki Piñuel, es algo cada vez más frecuente en la vida real.

Piñuel -autor de libros como "Amor zero, cómo sobrevivir a los amores psicopáticos", "Mi jefe es un psicópata", y quien estuvo esta semana en Chile dictando un seminario sobre relaciones tóxicas, organizado por el programa Teen Start- asegura que cerca del 10% de la población es psicópata integrada; "es decir, son personas que tienen la psicología de un psicópata criminal: fría, indiferente, calculadora, oportunista. Pero también son personas tremendamente encantadoras".

Debido a su lado seductor, son individuos que pueden "engatusar" a otros con facilidad. El problema -reconoce- es que es un tipo de personalidad que va en aumento. "En las sociedades narcisistas se ven cada vez más. No es que todos los narcisistas sean psicópatas integrados, pero sí todos los psicópatas integrados son grandes narcisistas".

Para la psiquiatra de Teen Start, Pilar del Río, la forma de criar también juega un rol clave: "Las crianzas en culturas muy patriarcales también lo fomentan. Esta cultura fomenta el sometimiento a la autoridad sin reflexión".

Sacar la máscara


Un psicópata integrado actúa por lo general de la misma forma: "Como es una persona con gran capacidad para seducir, al principio se relaciona como si fuera el alma gemela de su víctima. Suele copiar sus características, suele tener un magnetismo emocional y sensual importantísimo, lo que induce al trance amoroso del otro. Lo bombardea de amor, con cartas, canciones, regalos, etcétera. Esa fase de seducción es terrible, porque condena a la víctima a quedar enamorada", dice Piñuel.

Sin embargo, al poco tiempo se aburren de esa relación, y comienza la segunda fase: "Es la denostación, el maltrato psicológico y mentiras continuas. Son infieles con la pareja y se hacen las víctimas". Y agrega: "Es alguien que vive del otro, de su esfuerzo, su dinero, y deja caer a la víctima cuando ya no hay qué aprovechar. Es una situación de depredación emocional".

Además, cuando la relación termina, para la víctima (que puede ser hombre o mujer) no se trata de una ruptura normal. "Es más bien elaborar un duelo sin cadáver: la persona que ha muerto es la personalidad que creó el psicópata. Entonces es estar viendo a la misma persona, pero quien te enamoró, que te sedujo, ya no existe. Las víctimas suelen producir cuadros de estrés postraumático", dice Piñuel.

"Cuando los psicópatas integrados se sacan la máscara, la persona que estuvo involucrada en la relación tóxica termina por no saber qué creer. 'De quién me hice mejor amigo, socio -porque no siempre se trata de parejas-'. Además, es muy complejo asumir la realidad. Reconocer que estuviste en una relación que te hizo mucho daño. La persona tiende a sentirse culpable", dice la doctora Pilar del Río.

Para salir de este tipo de vínculo, la terapia es esencial. "Yo lo comparo con el sobrepeso. Muchos te dicen que es cuestión de cerrar la boca, y no es así. La persona ha comido mucho, por miles de razones. Y en las relaciones es lo mismo. Te dicen que no sabes elegir o que eres muy ingenuo. Pero hay que ver desde dónde viene esto, qué te pasó a ti que te mantuviste en esa relación", explica Del Río.

Sin embargo -agrega-, también hay que aprender a reconocer las señales de alerta. "La primera tiene que ver con personas que se enojan o reaccionan con rabia cuando se les ponen límites. Por ejemplo, si tú le dices que no te gusta que te dejen esperando, esta persona te va a decir que eres una exagerada. Otra es que lo que dicen no se condice con lo que hacen. Hacen promesas de cosas que después no cumplen, pero no reconocen sus errores. La culpa siempre la tienen otros".

Hacer continuamente promesas del futuro es otra clave. "Uno tiene que relacionarse con la persona de hoy. Porque las relaciones tóxicas siempre te prometen un futuro mejor. 'Estoy haciendo una súper buena apuesta de negocio. Estoy endeudado hoy, pero dame plata, y mañana tendremos un futuro bueno'", ejemplifica Del Río.

Aislar a la persona de su círculo e intereses con la excusa de querer tener más tiempo con ella, y la existencia de conductas agresivas o de riesgo, con la promesa posterior de que no volverán a repetirse, son otros rasgos. "La persona va aceptando cosas que normalmente no haría".

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