28/4/19

¿CÓMO VEN LOS NARCISISTAS A LAS DEMÁS PERSONAS? : 6 características

¿CÓMO VEN LOS NARCISISTAS A LAS DEMÁS PERSONAS? : 6 características

¿CÓMO VEN LOS NARCISISTAS A LAS DEMÁS PERSONAS? : 6 características

libresdelnarcisista.blogspot.com

¿Cómo ven los narcisistas al resto de los mortales? ¿Qué hay en sus mentes cuando interactúan con los demás? La respuesta a estas preguntas es relativamente sencilla: los que sufren este trastorno ven siempre a los otros desde el prisma de su burbuja, es decir, desde esa realidad ilusoria del  “Falso yo” que se han creado.

Los narcisistas se valen de la presunción que tienen las víctimas de que perciben a los otros conforme a sus estándares cognitivos, emocionales y éticos. Como buenos maestros del disfraz, simulan perfectamente compartir sus valores y su visión de lo que significan las personas, y las relaciones humanas.

Pero ellos no siguen las reglas del juego que rigen la convivencia entre los seres humanos: el respeto, la reciprocidad, la honestidad, el desinterés, la lealtad, etc.

Todo es una máscara, ellos no perciben a las personas igual que el resto de la humanidad. Engañan a todos, y especialmente a la víctima, para atraparlos en su ilusión, es decir, en su tela de araña narcisista.


¿CÓMO VEN LOS NARCISISTAS A LOS DEMÁS?

1. Como fuentes, o potenciales fuentes, de “suministro” narcisista:


El “suministro” narcisista es la droga que requieren para regular su autoestima, alimentar su falso e inflado “ego”, y sentirse con poder y en control. Un narcisista sólo o aislado colapsaría. Por eso necesitan relacionarse continuamente con las personas, de ellas, de sus reacciones emocionales, positivas o negativas, extraen el combustible al que son adictos.

Las personas serán relevantes en la medida en que sean, o puedan ser, una fuente confiable de buen combustible. Por supuesto, cuando por cualquier motivo dejan de serlo, son sustituidas o intercambiadas sin mayor problema.

Es una visión pragmática, utilitarista, de los seres humanos, considerados simplemente como medios que sirven para saciar una adicción. No hay ningún otro vinculo, ni afectivo ni emocional, porque ellos nunca han estado interesados en la otra persona en cuánto tal, sino sólo en el combustible que les proporciona.

Cuando conocen a alguien, lo evalúan según su potencial como fuente de “suministro”. Si hay perspectivas de generar buen combustible, se muestran interesados en la persona, y despliegan todas sus armas de seducción; en caso contrario, se vuelven indiferentes, e incluso fríos y distantes.

2. Como espejos:

Para el narcisista, los otros son el reflejo especular de su propia imagen inflada. La confirmación de que su “falso yo”, su mundo de ilusión, es cierto. El narcisista está enamorado de la fotografía que los demás perciben de él, la máscara que él muestra en sus relaciones.

Toda su autoestima, depende de la validación que le viene de los espejos que le reflejan.

Es por eso que, cuando el espejo se atreve a criticarlo, reacciona de manera muy negativa, o directamente no lo acepta. Entonces, sin pensarlo mucho, lo devalúa y descarta, porque ya no cumple su función de validarlo.

Otro aspecto de las personas como espejos es la imitación que hacen los narcisistas de ciertos rasgos de personalidad de los que carecen, especialmente de la empatía. Como buenos actores, son muy observadores, copian esos atributos, y los reproducen en el momento en que los necesitan.


3. Como objetos:

El narcisista no reconoce el concepto de dignidad humana, la singularidad de lo que significa ser persona, con todas sus consecuencias éticas. Él, sencillamente, cosifica a las personas, las convierte en objetos que están a su uso. Por eso no tiene ningún reparo en explotarlas al máximo, para lograr sus objetivos y cumplir su agenda.

Explota y aprovecha todo lo que pueda extraer de la víctima: sus relaciones, su tiempo, su dinero, sus conocimientos e ideas, su trabajo, y un largo etcétera. 

Por supuesto, si la persona con la que se relaciona es sólo una cosa, no tiene caso ocuparse de sus gustos, ideas, sentimientos, necesidades, metas, etc. Nada de esto existe en la mente del depredador narcisista.

En la fase de descarte, cuando la cosa ya no les interesa o no les sirve, la dejan tirada como si se tratara de cualquier objeto que ya no funciona, y es dejado a un lado.

Esta es, quizás, una de las experiencias más duras a las que tiene que enfrentarse la víctima del abuso narcisista.

4. Como extensiones de sí mismo:

Para el narcisista, las personas que están dentro de su ecosistema carecen de autonomía, son meras extensiones de sí mismo. No existen límites que respetar, sino que le pertenecen como si formaran parte de su propio ser.

Como un maestro titiritero maneja a los otros conforme a su agenda, mueve los hilos de sus vidas, para que comiencen a girar en torno a él y a sus intereses.

De allí la acuciante necesidad que tienen de controlar a sus víctimas, lo que piensan, en que ocupan su tiempo, lo que hacen. Él quiere estar siempre al mando, tener el control, lo mismo que haría cualquier persona con un miembro de su propio cuerpo.

Cuando la víctima declara su independencia y se separa, lo que él siente es que una parte de sí mismo se desprende, porque el “yo” del otro ha sido subsumido por el depredador, que no lo reconoce como un ente aparte. Ello explica, en parte, la ira del narcisista, y sus reacciones cuando la víctima decreta el Contacto 0 y logra marcharse.

5. Como competidores:

Para el narcisista, no existe el concepto de cooperación entre las personas, ni las relaciones en términos de ganar/ganar. El siempre ve al otro como un posible competidor, y no en raras ocasiones, como una amenaza, ya sea real o ficticia.

Sus relaciones son siempre ganar/perder.

En su mente, los seres humanos se dividen en dos clases: los fuertes y los débiles. En medio de la selva, donde todos luchan y se enfrentan por lograr sus intereses, los fuertes vencen y destruyen a los débiles. Por supuesto, él siempre se coloca del lado de los fuertes, racionalizando así su frialdad emocional y su falta de empatía.

En esta contienda de los fuertes contra los débiles todo vale: la mentira, la manipulación, la traición, la amenaza, el robo, el abuso emocional, la violencia psicológica, y, por supuesto, en algunos casos extremos, la violencia física. Es la vida, dirán ellos.

No está de más decir que odian toda forma de vulnerabilidad, en sí mismos o en los demás. De hecho, cualquier manifestación emocional o sentimental, la consideran una debilidad y por eso la detestan.

El narcisista siempre está compitiendo, y se planta frente al otro como si fuera un enemigo en batalla. Conceptos como colaboración, o generosidad, le resultan inadmisibles o propios de perdedores.

El narcisista, por la naturaleza de su trastorno, es individualista, aunque en algunas circunstancias, cuando le convenga, trabaje en equipo, él nunca verá a sus compañeros como iguales. 

Dos aspectos de la psicología del narcisista se relacionan directamente con su carácter competitivo: su envidia patológica, o su creencia de que otros lo envidian; y su tendencia a la paranoia, es decir, a sentirse vigilado o perseguido muchas veces sin un motivo aparente.

6. Como inferiores a él:

En la mente del narcisista, las personas que le rodean son siempre inferiores a él. Cuando la superioridad del otro sea muy evidente en el campo que sea, especialmente ante los ojos de los demás, encontrará motivos suficientes para devaluarla y degradar la opinión positiva que los demás tengan de ella.

En el pódium de su grandeza, el narcisista no admite compañía. Los demás están allí como floreros o monaguillos, pero él siempre estará en el centro. Por lo general, el narcisista tiene su pequeña corte de fieles aduladores, a quienes manipula según sus fines, y que le sirven como fachada y entretenimiento.

Mucho del abuso emocional del narcisista, especialmente cuando busca combustible negativo, es decir, cuando hiere emocionalmente a la víctima o la humilla y desprecia, no tiene otro objetivo que demostrarse a sí mismo su superioridad, el control o dominio que tiene sobre ella.

Para el narcisista, no existe el concepto de relaciones humanas basadas en la igualdad de derechos o en la reciprocidad. Parte de su estrategia es hacer que la víctima se perciba frente a él como inferior. En este punto, los narcisistas van destilando su veneno sutilmente, gota a gota, erosionando paulatinamente la autoestima de la víctima, hasta desvalorarla completamente.




Matar la ilusión:


Hasta aquí las características de cómo ven los narcisistas a las demás personas. Hay que tomar conciencia de esta realidad, y actuar en consecuencia. Conceptos tan hermosos como amistad, amor de pareja, compañerismo, están completamente distorsionados a causa de su trastorno de personalidad.

Tener la expectativa de que el narcisista reaccione como un amigo, o una pareja, es completamente ilusorio. Este tipo de creencia hace posible que la víctima siga atrapada en las redes de su depredador, o que vuelva a caer en sus garras, perpetuando o recrudeciendo el abuso, con todas sus secuelas emocionales y psicológicas.

Si se quiere ser libre de narcisista, hay que matar  la ilusión.

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