Hijas e hijos de madres narcisistas
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Las hijas e hijos de madres narcisistas suelen tener enormes dificultades para romper la dinámica tóxica, no es que quienes tienen padres narcisistas la pasen mejor, pero cuando es la madre la progenitora patológica, se encuentran con el pesado agregado de que el concepto de madre como un ser generoso y pródigo es socialmente incuestionable, por lo que, aun cuando el hijo o la hija logren darse cuenta del abuso que sufren, tendrán que vivir con la culpa que sus propias madres les introducen adrede, y con la sanción social de “¿cómo puedes no querer tener contacto con quien te dio la vida?”
Las madres narcisistas son muy difíciles de identificar, y para colmo, muchos asocian narcisismo con vanidad. Esto último no es necesariamente así, no todas las madres narcisistas son vanidosas, por el contrario, muchas fingen ser abnegadas y racionales. Son las madres que llevan tartas al colegio y colaboran en las reuniones de padres (en realidad, tejen sus redes de alianzas y venganzas allí), lucen sobreprotectoras con sus hijos, y hasta tradicionales en su forma de criarlos (necesitan niños sumisos que cuando crezcan sigan siendo suministros narcisistas). Sin embargo, hay características que las delatan:
- Siempre tienen un enemigo que varía según los años, puede ser la vecina, otra madre del colegio, el padre de los niños, su propia hermana, un sobrino. Convencerá a sus hijos de que no tengan relación con ellos porque son “el demonio”. De más está decir que estas personas solo tuvieron la “mala suerte” de darse cuenta del juego encubierto de la narcisista.
- Socialmente son agradables, nadie se da cuenta de que, en casa, odia, envidia, y resiente a todos aquellos que llevan vidas felices, o tienen más amigos, o lograron más objetivos.
- Descartan a personas de su vida como si nada, si tenían una nueva pareja que quería a los niños, que se preocupaba por ellos sanamente, le dará tanta rabia que lo dejará de un día para el otro, sin explicaciones, culpándole de todo, e impidiéndole por todos los medios posibles que continúe la relación con sus hijos.
- Querrán que sus hijos sean los mejores en todo, tal vez no pondrán presión directa en ellos (eso está mal visto ahora), pero sí les hará sentir que su atención (no podemos hablar de verdadero amor) está condicionada a resultados.
- No soportan el más mínimo comentario que pueda poner en duda su perfección como madres, si una autoridad del colegio les pide más puntualidad, montarán tremenda escena contra el colegio, ellas no tienen la culpa de la informalidad con los horarios, sino que el colegio es represivo.
- Les mentirán a sus hijos sobre todas las personas que pasen a ser sus nuevos chivos expiatorios. Lamentablemente, como los niños no pueden concebir que su madre les oculte la verdad, creerán ciegamente en lo que diga, desvinculándolos así de amiguitos, profesores, familiares, que podrían ser una buena influencia, y que por lo tanto ella reprueba.
- Triangularán a los niños sin que lo noten, a uno le dirá que está enojada con su hermana y le llenará la cabeza en contra de ella, luego, a la niña la llevará aparte y le dirá lo mismo sobre su hermano.
- Cuando los niños se vuelven adolescentes, es común que reaccionen de tres maneras:
- Se rebela, sin entender completamente lo que está mal, pero sabiendo que está siendo víctima de manipulación. Esta/a joven pasará a ser “la oveja negra de la familia” y tendrá que soportar el ataque de aquellos miembros que todavía no identificaron a la madre como tóxica.
- Para sobrevivir, y sin ser narcisista, aprenderá a manipular la situación, por ejemplo, finge estar enfermo/a delante de testigos para no hacer algo que la madre quiere que haga. Como la narcisista sabe que la están observando, deberá ceder.
- No logra ver la dinámica perversa y cree que su madre es el centro del universo. Estas/os jóvenes tratarán, no obstante, de hacer las cosas típicas de las personas de su edad, pero la madre logrará que no las lleven a cabo si así no lo desea. No impedirá esta actividad abiertamente, un ejemplo típico es que les dirá que pueden ir a a una fiesta, pero a la hora de salir, súbitamente la narcisista tendrá tremenda taquicardia y la/el joven tendrá que quedarse para atenderla y para esperar el servicio médico. Este último grupo tiende a presentar enfermedades diversas, como auto inmunes, y trastornos hormonales, como así también síntomas de orden psicológico como ataques de pánico o depresión. La madre jamás pensará que ella es la causante de los problemas de salud de sus hijos, y esto le vendrá de maravillas para reforzar la idea de que estos/as adolescentes deben ser “cuidados y supervisados” por ella, y muchas veces es involuntariamente ayudada por médicos que, sin saber lo que hay detrás de esa mujer aparentemente preocupada por sus hijos, los medicará fuertemente, cuando en realidad los síntomas desaparecerían si lograsen desenmascarar el abuso. Lamentablemente, en estos casos, la madre narcisista ha ganado la pulseada, tendrá en sus hijos suministro narcisista por varios años más.
Es necesario seguir difundiendo información sobre narcisismo, y en paralelo, debemos revisar la idea de que todas las madres quieren lo mejor para sus hijos, la historia está plagada de ejemplos, desde Medea hasta Bernarda Alba, que demuestran lo contrario. Ayudemos a estas víctimas de madres narcisistas no juzgándoles cuando deciden alejarse, cuando deciden cortar con el vínculo tóxico. Cada uno siembra lo que cosecha, y estas madres que solo sembraron abuso, cuando queden solas, solo será la consecuencia de sus malos actos.
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